6 cosas que he aprendido en un año

A medida que van pasando los años y nos vamos convirtiendo en jóvenes de espíritu me da a mí la sensación de que, cada vez que hay una fecha clave, nos dedicamos en silencio a hacer balances y repasos varios. La fecha clave puede ser el 31 de diciembre, el día que los niños empiezan el cole después del verano, el día que empiezas las vacaciones, tu cumple, cualquier día que te levantas con el pie izquierdo o en tu casi-primer aniversario de nueva vida.

Rozando el año 1 después de Cristo en tierras miamenses, estoy haciendo un repaso de algunas cosas que he aprendido durante este tiempo y que han llegado a mi cajón del conocimiento gracias al ensayo-error y la observación.

He aprendido más de estas 6 pero tengo que guardarme cartas en la manga.

1. LA FRASE: «¡NO TE PREOCUPES, LOS NIÑOS SE ACOSTUMBRAN RÁPIDO!», ES UNA PATRAÑA

depositphotos_85795966-stock-photo-two-boys-on-a-railwayMe quito el sombrero ante las niñas, niños y jóvenes que han salido de su zona de confort y se han visto de repente en un país extraño, con un idioma que no dominan, costumbres que no tienen nada que ver con las que conocen y demás cambios. Me quito el sombrero ante mis hijos. Sé que esta experiencia les está haciendo más fuertes y más capaces de enfrentarse a otras dificultades que la vida tenga preparadas para ellos pero, como nosotros los adultos, han tenido que sufrir su propio duelo y lo han pasado mal. Y me quito cuatro veces el sombrero ante las niñas y niños que desgraciadamente no tienen un apoyo familiar sólido como este tipo de situaciones requiere. Y sí, aquí llegan a diario familias de todos los colores y sabores y hay niños que no tienen un cimiento de seguridad y ánimo en sus casas.

emilio pucci flequillo beautyvictim2. EL FLEQUILLO ES UN ENGAÑO

Y la conciliación familiar también. Pero vamos al primer punto. Es incompatible ponerte crema hidratante, protección solar y tener flequillo. En Suecia o Alaska seguro que es maravilloso, pero aquí no.

Por eso, después de la fase de observación inicial, entendí definitivamente por qué las cabelleras largas abundan y escasean los flequillos en Miami. Es imposible vivir con una humedad diaria del 80%, es un sinvivir que te planches el pelo y justo cuando sales a la calle te jarree una tormenta del quince.

Si quieres recordar como vivimos las miamenses postizas el suplicio de tener pelo, puedes releer Pelazo en Miami.

3. NOS FALTA UN NOBEL AL MEJOR CONDUCTOR DE ROTONDAS

Creo que tendrá que venir una civilización alienígena y dejar pinturas rupestres sobre cómo conducir por una rotonda.

¿Pensábamos que las rotondas solo se construían en la «piel de toro»? No. En Coral Gables hay para aburrir. Y con 4 Stop para joderte la vida cuando llegas y no saber quién pasa primero.

ShowImage-2De mis meses de observación de rotondas he encontrado numerosas situaciones:

  • Cuatro parados en el Stop y que ninguno se decida a pasar hasta que, de repente, arrancan los cuatro.
  • El que se mete a toda pastilla a dos centímetros de la esquina de tu coche y te obliga a frenar en seco cuando vas tranquilamente dando vueltas.
  • Un tío en una bicicleta vestido con un tanga rojo que, obviamente, de esa guisa hace que los «nuevos» nos paremos para verle bien. Lleva años paseándose por la ciudad.
  • Y el más flipante es el que se para en medio de la rotonda para ir dejando pasar a los que se incorporan. Este es una especie sin peligro de extinción en Miami.

4. SACARÍA EN TURNOS A TODOS LOS ESPAÑOLES UN AÑITO FUERA DEL PAÍS

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Básicamente para que se dieran cuenta de que fuera hace frío por muy Miami que sea esto. Y que Estados Unidos es un país duro y difícil de compaginar con esa filosofía nuestra tan de quejarnos por todo continuamente.

Que no digo que haya mucho de lo que quejarse pero que hay que viajar un poco para comparar y darte cuenta que no estamos tan mal.

Una pincelada de dos diferencias que nos afectan:

SANIDAD. En Estados Unidos puedes morirte muy fácilmente. Aquí olvídate de la Seguridad Social con sus colas y listas de espera.

Tienes dos opciones: pagas un seguro Obamacare (eso que Trump se quiere cargar y que es vital para la gente sin recursos) que te puede costar unos 300 dólares por mes para una persona, que cubre poco y no todos los médicos lo aceptan. O contratas un seguro privado que te puede costar la friolera de 500 o 600 dólares al mes siendo hombre y sano. Si eres mujer, suma. Imagina una familia de 4 o 5 personas…

Conclusión a tener muy en cuenta: la sanidad aquí es un negocio. Y solo un dato más sobre comprar medicinas: unas pastillas para la tensión arterial con 30 comprimidos que en España cuestan unos 8 euros sin receta, aquí puedes comprarlas siempre con receta médica a 40 dólares. 

UNIVERSIDAD. Me acuerdo de la subida de las tasas y estoy de acuerdo en que hay muchas familias españolas que no tienen margen para pagar la universidad a sus hijos. Los sueldos en muchas empresas españolas son sencillamente demenciales.

Hablaré de sueldos y condiciones laborales otro día, solo avanzo que el país de Alicia y las maravillas no existe y que América no es llegar y montar un Apple. Así que, volviendo a la universidad, la más barata y pública en Miami te puede costar unos 6.000 a 8.000 dólares por curso. Repito: universidad pública.

El segundo eslabón de universidad pública puede costar unos 15.000 dólares y una privada te puede costar 50.000 dólares por curso.

5. TODOS LOS CONDUCTORES DE UBER AMAN ESPAÑA. VA EN SU ADN Y ES UN REQUISITO INDISPENSABLE PARA SER CONDUCTOR DE UBER

  • Conductor. ¿Eres de España? (nos clichan en cuanto decimos «hola»).
  • Pasajera. Pues sí.
  • Conductor. ¡Ay que bonito es España! ¡Y qué bien se come! ¡Y qué sitios! 

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En fin, ese es el inicio de la conversación que durará hasta que te bajes. Por que aquí no hay silencio en un Uber. Próximamente volveré con el post Historias del Uber, aunque ese tema da para un libro.

 

6. HAY COSAS QUE NO PIENSO ACEPTAR 

Y no es cuestión de que me vaya convirtiendo en Mercedes Milá con el paso de los años y que cada vez tenga más ganas de hacer lo que me sale del bolo.

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Pero no voy a aceptar una vida sin flequillo.

Pienso seguir planchándome el pelo, aunque me caiga la lluvia encima y mi peinado alisado se convierta en un atractivo estilo ochentero.

Mi vida es en centímetros, kilómetros y grados normales para medir si hace calor o mucho calor. Aunque haya encontrado (después de casi un año) cuál es la traducción de los «galones» para acertar en el tamaño de las bolsas de basura. Por fin he vivido la felicidad de saber que hay vida más allá del tamaño cadáver y tamaño para medio sandwich.

No voy a comer pan, aquí no saben nada de pan de verdad.

Me niego a NO poner los intermitentes de mi coche en cada giro absurdo que haga, como entrar en el garaje por mi calle desierta.

16 comentarios en “6 cosas que he aprendido en un año

  1. Lo más flipante de todo es que los vecinos tuyos paran en las rotondas para dejar pasar! He sido testigo. Aquí no pasa nadie un exámen de conducir de la DGT. Nadie! Del pelo ni hablar. Eso da para un tratado. Y ahora en Uber…el chico habla y yo escribo. Tienes que aprender Neus. Jeje

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  2. Me ha encantado Neus! Y doy fe de que todo lo dicho es cierto, incluso lo del señor del tanga en bicicleta que tengo ganas de hacerle una foto porque nadie me cree cuando lo cuento 😂😂

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