Crónica de un huracán anunciado

Obviamente el huracán anunciado a bombo y platillo y ya fallecido, fue Irma. Supimos de él con tanta antelación que dio mucho tiempo a imaginar cómo sería y a plancharme el pelo hasta decir basta. Si llega un huracán, que te pille digna.

Captura de pantalla 2017-09-17 15.55.29
Fuente: Verne (El País)

No le voy a quitar importancia al asunto porque el bicho era demasiado grande y venía con toda su fuerza. En la imagen se ve el cálculo de su tamaño. Los cálculos decían que llegaría en categoría 5 que implica vientos de 300 km/h y que, debido a su tamaño, podíamos contar con su presencia unas 12 horas. Tremendo.

Escribí la crónica del paso a paso previo, de cómo viví el ojo del huracán y qué pasó después del paseo de Irma por la Florida y alrededores, como buenamente pude sin conexión a internet ni electricidad. La crónica atacaba la inmediatez: posts en Facebook, Twitter y acribillar a fotos y comentarios el Whatsapp de amigos y familia que, dicho de paso, estaban en pánico al otro lado del globo terráqueo gracias a las noticias.

Ese punto de poder compartir lo que realmente está pasando mola, pero el «slow journalism«, también. Esto es: comerte el huracán a toda prisa y luego tumbarte en el sofá para hacer la digestión. Así que, una vez los nutrientes de Irma han pasado por todo mi organismo aquí van las reflexiones del después.

ANTES DE LA LLEGADA DE IRMA

LA GENTE PIERDE EL NORTE CON DEMASIADA FACILIDAD

Es patético, lo siento, no puedo decirlo más finamente. En los supermercados me encontré gente que parecía salida de la caverna. Gritos al ver llegar el camión con cajas de agua, peleas por coger las botellas y mucha crispación gratuita.

He visto gente huyendo del demonio por las calles, sin importar que en el coche de al lado también hubiera personas. Personajes discutiendo por ponerse delante del otro para llenar el depósito de gasolina, en definitiva, nervios en el ambiente como para cortarlos con un cuchillo jamonero.

El papel higiénico, pan de molde, bebidas de colores (vete a saber qué demonios tienen porque zumo de naranja natural no son), el agua embotellada, la gasolina, las pilas, linternas y otros productos de la lista «must» se acabaron. También hemos confirmado que lo verde no está contemplado en el menú huracaniano de las familias de Miami porque los puerros, a 2 dólares cada uno, estuvieron tiesos y dignos en sus neveras hasta el último momento.

LOS AMIGOS SE UNEN Y SE CONECTAN

La otra cara de la moneda.

La red miamense se activa: «¿dónde te vas?, ¿qué necesitas?, vente a mi casa, he encontrado agua en el super y te compro una caja por si no tienes, ya puedo coger el coche y voy para tu casa a ayudarte a abrir el garaje, vente a mi casa a comer hasta que tengas luz, vente a mi casa a dormir hasta que tengas luz, trae a los niños a ver una peli y desconectar hasta que tengas internet, ¿cómo estáis? ¿todo va bien?…»

Vuelvo a creer en el ser humano.

LOS POLÍTICOS Y SERVICIOS DE EMERGENCIA PASAN MÁS TIEMPO EN TELEVISIÓN QUE EN SUS CASAS

Rueda de prensa cada minuto, lo que viene siendo dar la cara. Preparándote para lo peor: 6 millones y medio de personas evacuadas. Y esperando lo mejor dentro de lo peor.

DURANTE EL PASEO DE IRMA

MIENTRAS TIENES LUZ, AGUA E INTERNET EN TU CASA

No te creas todo lo que cuentan en la tele. Les gusta narrar el acontecimiento de esta guisa:

IMG_2827

Da la sensación de que estás viendo un gran show. Si el periodista se puede colocar en el único charcazo aunque el resto de la zona esté seca, lo hará. 

Que conste que yo entiendo la persecución de la noticia, que el drama tira mucho, que hay que estar en el meollo del asunto, pero también hay que ser prudente y no alarmar con titulares como «las grúas de Miami se parten», cuando en realidad solo se ha caído una por un fallo del propio cacharro y no por la fuerza del viento. Esto me lo ha contado un amigo ingeniero indignado e informado.

Hay que contrastar y ofrecer datos correctos porque luego te llegan los mensajes de pánico desde España: «tengo miedo por vosotros, ¿estáis bien?, ¡por favor, no dejéis de escribir!, ¿cómo estáis, cómo estáis, cómo estáis?, etc.». Claro, en el telediario solo ponen al tío empapado, la única grúa rota y no aprovechan la oportunidad de contar un poquito más.

Pero como no quiero criticar a los colegas periodistas porque el «fast food» es lo que manda, mi sugerencia es que cuando haya margen de tiempo se narre más en profundidad.

CUANDO LA ELECTRICIDAD TE DICE ADIOS

Mientras tengamos berberechos, no preocuparse.

IMG_2826Veremos niños retorciendo el cuerpo como la niña de El exorcista del aburrimiento. Jugaremos al veo-veo. Podremos revisar todas las imperfecciones de las paredes de la casa mientras no sea de noche. Moriremos del calorazo insoportable sin el bendito aire acondicionado. Comeremos, comeremos, comeremos. Hablaremos de todo lo habido y por haber. Espiaremos los estragos de Irma abriendo la puerta de casa como unos descerebrados.

Trazaremos el plan de evacuación si, según nuestro vecino, peligrase nuestra vida. Esto quiere decir que si se rompiera una ventana tendríamos que salir corriendo en medio del huracán a su casa para meternos en su bunker, atados a la manguera en fila india para poder llegar al destino.

CUANDO IRMA SE DESPIDE

  • Sobrevives media semana sin electricidad. Es una putada como una catedral pero no te queda otro remedio.
  • Pasas más tiempo con ese grupo de amigos que sale fortalecido de la situación. Comentas la jugada, contrastas la información y hasta te vas de cañas para celebrar que todos estáis sanos y a salvo.
  • Te das una vuelta por el barrio, con precaución por eso de que la gente se electrocuta con los cables de alta tensión que quedan por ahí. Te da pena que los árboles con historia se hayan caído y suspiras para que todo vuelva a estar como antes.

  • Tomas conciencia de que todo puede empeorar: imagínate que te cortan el agua o te quedas sin berberechos.
  • Das gracias por lo que pudo ser y no fue. Y te entristece saber que lugares como los mismos Cayos de La Florida, Naples, Cuba o Puerto Rico están peor que tú. Hay gente que ha muerto y gente que ha perdido su casa; esto sí que es terrible.
  • Te resignas a no plancharte el pelazo, pero para contrarrestar puedes pintarte las uñas veinte veces si hace falta o despellejarte la cara a base de mascarilla diaria.
  • Buscas un grupo de apoyo para drogocafédependientes.
  • Y empiezas a temblar porque María, una tormenta tropical que ya ha mutado en huracán, viene en camino.

Un comentario en “Crónica de un huracán anunciado

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s