Cómo llenarte de gloria en el aeropuerto de Miami

Vuelta de vacaciones. ¿Te apetece entrar en Miami como la gran Jurado en pleno apogeo conciertil?

Si quieres volver a la emocionante vida miamense después del turisteo, sigue estos sencillos pasos para que tu vuelta a la no rutina y el paso por el International Airport sea gloriosa.

Pasar el control de la policía como el Correcaminos

imagesParece que la cola interminable del control ha pasado a la historia porque has tardado más en correr por los pasillos para llegar, con subida escalera manual y mogollón incluido, que en cantar el estribillo. La estampida del avión como siempre: todo el mundo en sus puestos de salida como si estuvieran jugándose la maratón de New York.

No acordarte que no sabes mentir

Como si fueras Paulina Rubio delante del ventilador industrial, caminas firme por el pasillo rumbo a la recogida de maletas. Ya no sientes los hombros ni los brazos porque horas antes has bajado a pelo desde un cuarto piso sin ascensor unas cuantas maletas que, fijo, sobrepasaban el peso tolerado por tu complexión de metro cincuenta y poco.

Durante pasillos, escaleras, pasillos, trenes, controles y más pasillos, has llevado colgado el portátil, pasaportes, documentos varios, cargadores, cámara de fotos, compras de last minute en el Zara del aeropuerto, neceser, una bolsa con unas galletas y dos bocatas de lacón que no han tenido éxito entre tu prole porque han quedado intactos. Además has ido contando niños para asegurarte que no has perdido ninguno. Un estrés.bocata

Y una única frase retumba en tu cabeza: «joder, voy a batir todos los récords. Entre la salida del avión y la llegada a casa no va a pasar más de hora y media como mucho. Soy la puta ama«.

Pero al girar el último pasillo antes de las cintas de los equipajes, un señor con gafas te pregunta: «Señora, ¿lleva comida en la bolsa?«. Y tú, sin acordarte que no sabes mentir cuando te preguntan si tienes algo que declarar, como si fueras una puñetera novata entrando por la frontera de Estados Unidos, como si te hubieras tomado cinco lexatines y dieciocho tilas, dices tan campante, «sí, un bocadillo«.

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¡Un puto bocadillo de lacón! Ni siquiera jamón serrano del malo, ¡lacón!

«Señora, enséñeme la bolsa que voy a requisarle el bocadillo y deme su pasaporte que le voy a poner un papelito naranja muy amenazante y acompáñeme a esta otra sala especial con una reja en medio, por la que verá al resto del pasaje recogiendo sus maletas al otro lado«.

Como si fueras una jirafa enana en el zoológico te quedas con cara de gilipollas ahí viendo el otro lado con unos cuantos tontos del culo que, como tú, están rebanándose el coco pensando qué coño ha pasado. Hasta que otro señor federal con cara de actor te hace colocarte en una fila y te dice: «espere sentada en la silla que vamos a reportar el hecho de que usted trae un sandwich de jamón«. Textual.

Tentada estoy de decirle que el lacón no es jamón exactamente, pero como tiene mi pasaporte, un ordenador y va de uniforme, decido que mejor me callo la boca.

Llevar armas de destrucción masiva en el bolso

Delante de ti había una señora que, no es que no sepa mentir, sino que es una kamikaze suicida y que empieza a sacar de una mochila sospechosa: paquetes de jamón nueve milímetros parabellum, chorizo ibérico Kalashnikov y una especie de fruta-granada de mano.

cestade-navidad-conjamonLleva material suficiente para preparar cien lotes de navidad para regalar a altos cargos y hacerlos saltar por los aires.

El agente con cara de actor con botox le dice al otro que había más de un kilo. A ti se te nubla la vista ante semejante espectáculo.

Seguir el destino (yo solo digo que las maletas están en otra terminal)

580ac0ba6b4286b3622c37f6c49e4884_thumb_fbEl agente agrio teclea en su ordenador y tú vas maldiciendo sus antepasados y los tuyos propios, por gilipollas. Porque ya puestos podías haber metido un kilo de jamón para parecer una profesional del terrorismo, no un triste bocadillo.

Te devuelve el pasaporte, te vas a la sala de recogida de maletas a encontrarte con todos los pasajeros de tu avión que siguen esperando y te dices: «hala, ya te has cubierto de gloria, hija, ya estás fichada por un puñetero bocata de lacón«.

El tiempo pasa y empiezas a sospechar que lo del sandwich podría ser una tapadera. Que te están escaneando las maletas y van a descubrir tu cargamento ilegal de latas de berberechos. Y de repente empieza a correr el rumor de que las maletas del vuelo están en otra terminal y que las autoridades deben decidir si las traen o «acompañan» a los ciento y la madre del vuelo.

Una hora después, otro agente grita «follow me» y el rebaño empieza a andar mientras alguien grita emocionado «I have a dream» y la masa empieza a reír. Que cachondo. Las carcajadas se sustituyen por aplausos y abucheos cuando la escalera mecánica se para por el peso de la multitud. Entonces el agente follow me organiza turnos de subida para que no vuelva a estropearse.

Después de unos cuantos pasillos, el pasaje al completo del vuelo de Iberia número equis llega a otra terminal acompañados por las autoridades y se reencuentran con sus maletas perdidas.

Pedir tranquilamente un Uber

Y por fin, después de nueve horas y media de vuelo, cinco horas habitando pasillos, salas de espera, zonas reservadas (a principiantes que entran en USA con un bocadillo debajo del brazo), te encuentras con todos los miembros de tu familia (cinco en total) pidiendo un Uber familiar.

Se para un mega-coche y la familia piensa que es el suyo. Flipa cuando un tío con una mochilita pasa por delante de sus narices y se mete en el trailer. Instantes después llega el tuyo. A simple vista ahí no cabemos todos ni de coña. Te dispones a pedir otro coche.

Pero el conductor sale a ayudar metiendo maletas y dice: «si coges al niño cabéis todos«. Así que las seis maletas y las cinco personas adentro como domingueros en los setenta. Ancha es Castilla. Welcome to Miami.10428499_10204276573457671_6078731448379542280_n

 

 

21 comentarios en “Cómo llenarte de gloria en el aeropuerto de Miami

  1. Dos años sintiéndome estúpida cada vez que recordaba mi llegada a Miami, presentando el pasaporte al tiempo que confesaba ante el oficial que me había sobrado medio bocata, que si tenía que declararlo. Ahora me siento tan clever!!! Mira que si nos retienen 5 horas en el aeropuerto, con la perrita en su jaula en la bodega del avión, por un mísero resto de bocata….Thank you my friend. 🤣🤣🤣🤣

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  2. Lo de las 5 horas es sentido figurado o contudente realidad? Has tenido una entrada de altura. Sólo te faltó pasar x el cuartico. Ya me temo la mía sólo que los míos en el avión se lo zampan todo.

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    1. Cinco horas en total, sumando estancia en aeropuerto de Madrid y estancia en el de Miami. Al llegar tardamos como dos horas y pico en salir y podíamos haber salido en un suspiro de no ser por el «pecado mortal»

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  3. Madre mia Neus!!
    Me muero contigo!!!🤣🤣🤣🤣🤣
    sabia que nos ibas a defraudar!!!!
    hija, es que lo clavas!!!
    Menos mal que lo escribes con humor, aún así desde que lo he leído he sacado 2 morcillas y 3 chorizos de la maleta, el “me voy a arriesgar” lo dejo para el chiste

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  4. ¡Ay madre, Neus! Desde luego … Si es que no se puede tener ni un fallo, ¡Qué estrés! ¡Jajajaja!
    No vuelves a bajarte del avión con un bocata ni locaaaaaa Jajajaja

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