2020, años varios y blackouts

No, gracias. Yo no pienso olvidar el 2020. De hecho voy a volver a algunos días. Igual que vuelves a otros días de otros años. Y, no. Tampoco espero nada especial de 2021. Hice liquidación de expectativas hace tiempo. Cuando comprarme unos pantalones blancos en rebajas en las primeras vacaciones en España (después de mudarme a Miami), supuso dibujar una nueva línea en el tiempo. En mi tiempo.

El tiempo es un trampantojo. Creemos que vemos tiempo y, en los intentos de controlarlo, lo hilvanas para tratar de coserlo con cabeza. Pensamos que es tan fácil como pasar la hoja de la agenda. De 2020 a 2021. Deberíamos saber comprender por encima de nuestras posibilidades de qué va el tiempo. Que por muchos retales que quieras coser para darles forma de calendario sensato, la realidad es que puedes estar volviendo a un lugar durante meses, aunque estés de cuerpo presente y en tierra firme. Que puedes experimentar periódicamente un apagón de tiempo (un blackout, que para eso aprendí inglés en Miami). Que el tiempo es espacio + ciencia cuántica y se juntan para reinventar las distancias y lo que antes parecía estar cerca desde lejos, de repente lo sientes lejano aunque esté a un metro, a una llamada o a un WhatsApp. Que el tiempo te sacude. Te desordena. Te reordena y te lanza a cualquier punto de la geografía de los sentimientos. Ahí está la distancia otra vez, mezclándose con el tiempo.

Así que en definitiva, si habláramos como los economistas en términos macro, se podría decir que una vida media tiene tres fases: la vida, la muerte y los apagones entre medias. Y esos apagones pueden estar en cualquier altillo de armario. En los silencios que te ganaron. En tropezarte con la primera foto a una nueva ciudad vivida, volver a esa mirada que cogió la ciudad y la tatuó por dentro. Al tiempo que pasaste en un hospital donde viviste la ingravidez del tiempo detenido. A una pandemia que te encierra en ti. Que te sube a la nostalgia y te obliga a viajar hacia atrás y hacia delante. Los apagones del tiempo pueden estar incluso en esas personas sin importancia con las que compartes un instante casual que adquiere significado tiempo después.

Cuando por fin entiendes de qué va el tiempo, esa filosofía sedante de «a tomar por culo» te conquista. Programas tu sistema operativo de «quiero entender todo» en plan obsolescencia programada. Y entiendes que no hay nada que entender. Que haber hecho liquidación de expectativas te ha regalado saber disfrutar del camino en presente del indicativo. 2021, te espero igual que el año pasado, con una sola cosa en la lista de propósitos: comprarme las mesitas de noche.

Foto de la portada by Katie Doherty on Unsplash.

10 comentarios en “2020, años varios y blackouts

  1. Joer, tengo que leerlo varias veces. Super deep y thoughtful my darling (que para eso sabemos inglés 😜. ¡Me alucinas! Esto del tiempo da miedito. Siempre con este tema me acuerdo de Paloma y su «tempus fugit». Love it!

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  2. Pues mi 2020 ha sido coj*nud* He vuelto a España, comenzado el pilates reformer; me descubriste el podcast de la Mitre y otros. Ay darling, sólo le pido al 2021 que nos veamos más. Ayer Art me preguntaba x el día exacto dl cumple d Luca. January 25th😉

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