El Cover: oda a lo invisible

«Y tú, ¿quién eres? El puto cover. Un artista de guerrilla».

Marco Aurelio escribió en el siglo II AC.

«Quien se preocupa de su fama póstuma no piensa que todos los que podrán acordarse de él morirán también a su vez, y que lo mismo sucederá a quienes vengan después, hasta que toda fama se desvanezca como luces que parpadean en la lejanía.»

En el Benidorm de «El Cover», la fama es relativa. La fama se reduce a habitar la piel de otro sin permiso. La fama también es esa luz que se apaga cuando se enciende el día. La fama efímera de quita y pon se repite a diario.

También los que disfrutan de esa fama ajena tienen alma de cover. No pueden ver a la Adele real, pero sí a Sandra que está convencida de eso que decía Marco Aurelio. Que no te obsesiones con la fama, que «cantar las canciones que a ti te molan, las que te gustan de verdad, pero en inglés», vale la pena, porque te lo ha pedido tu abuelo. Que sentía la música y punto.

Luego está la pasión, ese ingrediente imprescindible de la música. La RAE dice que la pasión es:

Y, aunque lo primero que te viene a la cabeza al sumar pasión+música es ese «apetito de algo o afición vehemente a ello», también es «padecer», sufrir, estar perturbado o con el ánimo desordenado. Como Dani que sufre por lo que le falta, por lo que otros esperan de él, o por la falta de esa espera, por lo que parece superficial pero no lo es.

Porque «El Cover» va de lo invisible. Es un homenaje a esos artistas que meten su verdad disfrazada en la verdad de los auténticos. Que respetan, valoran y aman la música. Va de los valientes. De los que se empeñan en seguir, a veces solos, con suerte, acompañados. De los que creen que profanan la creación y de otros que les convencen de que el arte es para todos.

«El Cover» va de la pasión. De una historia que merecía ser contada. De un rodaje paralizado por culpa de una pandemia. De la apuesta de un equipo de personas que tienen mucho de ese alma de los covers, porque han creído en esa historia y han peleado hasta hacerla realidad.

La historia de «El Cover» tiene las sombras de los rascacielos de Benidorm, las luces de sus noches y la imperfección de la vida, pero te deja con una sonrisa en los ojos.

2 comentarios en “El Cover: oda a lo invisible

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