Vamos de paseo (pi, pi , pi) en un auto nuevo

 

 

¿Recién llegado o llegada a los Estados Unidos? ¿Quieres comprarte un coche nuevo? ¿Financiado como todo hijo de vecino? Pues va a ser que no.

Porque, señores, en el país de los «autos» el recién llegado sin historial de crédito es básicamente nadie. Y los vendedores de coches, una raza aparte.

¿Y qué puedes hacer con tu vida?

Tu vida también es nada si no tienes coche. En Miami y alrededores el transporte público escasea y los moll (centros comerciales de toda la vida pero gigantes) y  supermercados están más bien lejos de tu casa. Olvídate de la tienda del barrio porque no existe, a menos que no la haya descubierto todavía.

Dicho todo esto: para comer, visitar al médico, ir a pedir tarjetas de crédito a destajo para conseguir historial de crédito, llevar a los niños al colegio, fugarte a tomar un café y el largo etcétera de la vida cotidiana, necesitas un cacharro de cuatro ruedas. Y tus opciones como recién llegado son las siguientes:

  • DEJARTE LA PASTA EN UBER. En Miami: taxi = uber. Sin más. Y la opción de compartir trayecto con gente del mundo, el padrenuestro de cada día. Esta alternativa tiene muchas ventajas: te enteras de la vida de alguien que no conoces, o vas en silencio (ansiada situación en los taxis, a veces) y te cuesta cuatro duros. Por ejemplo: compartiendo un trayecto de Miami Beach a Coral Gables que son 12,5 millas (20 km en cristiano) puedes pagar la friolera de 3 dólares (2,68 eurazos, more or less). Por otra parte, también tiene los clásicos inconvenientes: aguantas la chapa que te den los compañeros de viaje, el conductor te cancela el viaje pero te lo cobran y luego hay que reclamar, el otro conductor te cancela el viaje otra vez y ahí sigues tostándote al sol caribeño más tiempo del debido y, situaciones por el estilo.
  • CABREARTE CON EL MUNDO EN SU SENTIDO MÁS GLOBAL Y HACER EL INTENTO DE COMPRAR UN COCHE «PROPIO». De poder, se puede. Si estás dispuesto a pagar más de un 16% de interés a una entidad bancaria española de la que no haremos publicidad y que parece ser la única que se digna a confiar en ti. Por otra parte, para que ese ángel caído del cielo suelte la pasta, debes haber pasado por el trance de volver a examinarte del carnet de conducir. En este caso, sabiéndote de pe-a-pa las normas de Florida porque EEUU no tiene tratos con Spain y no se «convalida» (sobre esto comentaremos otro día). Y luego ya hablamos de cuánto es el pico por el que te saldrá el coche y que, haciendo la cuenta de la vieja, es casi el doble de su valor. Es decir, con lo que pagas por el coche, te hubieras comprado dos. Como siempre, Munch tan socorrido para enseñar mi cara en esos momentos:

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  • LUEGO ESTÁ EL MUNDO DEL «LEASE». Para mi el leasing era esa fórmula que las empresas utilizan para tener coches de empresa pero resulta que aquí es opción popular o el comodín del público. De hecho, me atrevería a decir que tan o más usada como tener un coche propio o del banco. Las supuestas ventajas e inconvenientes:

Te ahorras pagar las averías del coche, revisiones de mantenimiento y similares que están incluidas en la pedazo de cuota que tienes que soltar al mes y forever mientras quieras desplazarte cómodamente por Miami.

coche

La excusa/justificación número dos: tener siempre «el coche del año». Frase que me ha sonado a chino porque yo soy más de tener un coche para que me lleve a los sitios y me dure mucho tiempo, pero que parece que aquí mola porque se dice mucho. Lo jodido de todo: ese coche nunca será tuyo y te pasarás la vida pagando una cuota fija hasta que decidas cambiar de plan, sin historial de crédito nanaidelachina como diríamos en los ochenta. No veo esta opción como tipical Spanish… Nos gusta demasiado la propiedad.

original

  • LA COMPRA A TOCATEJA. Resulta que allá en la época de los Austrias se manejaban con una moneda de oro que pesaba casi 400 gramos y medía 7 centímetros. Con semejante peso y tamaño empezaron a llamarla «tejo» y ya sabemos qué pasa, nos vamos liando, hasta que acabó llamándose «teja» (lo femenino siempre triunfa). Así que «pagar a tocateja» era pagar tocando la moneda «teja». La economía del lenguaje también acaba ganando. Y, volviendo a nuestra historia, si como dice la RAE tienes «dinero contante, sin dilación de pago, con dinero en mano, en efectivo»,  puedes recurrir a comprarte un cochecillo de segunda mano o de primera y pagarlo directamente. El inconveniente: que teniendo la «oportunidad» de hacer historial  de crédito comprando el coche, la pierdes. ¿En qué estarías tú pensando?

Y para acabar una encuestilla. ¿Con cuál te quedas?

  1. Hacer rico al dueño de Uber.
  2. Hacer rico al dueño del banco que, sin historial de crédito, te perdona la vida y te financia.
  3. Hacer rico al dueño de la financiera que te hace el leasing, aunque, vas a tener que esperar para que te lo aprueben al manido historial de crédito.
  4. Hacer el clásico tocateja.

Voten, voten…

 

7 comentarios en “Vamos de paseo (pi, pi , pi) en un auto nuevo

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