Señoras y señores, estamos presenciando en tiempo real y sin escapatoria cómo se infla la burbuja de Instagram Live. No me digas. Entras a las seis de la tarde y estás como cuando vas a hacerte las uñas, en ese momento decisivo cuando eliges color. Rojo ferrari, azul pantone 1.5, azul cielo, verde esmeralda con toques grises, blanco nuclear…
¡Basta ya! ¡Basta ya de retos, que no nos da la vida! Basta ya de tanta gente estresándonos con sus puñeteras recetas sanas, pilates, gabinete psicológico, meditación, yoga, cuenta-cuentos, conciertos, charlas, momentos inspiradores de mierda. Que estamos peor que cuando tenemos que ir a currar.
Agárrate al blanco nuclear del primer párrafo, ármate de un trapo y dedícate a cosas importantes. Es más, deberíamos obligar a los huevones de nuestros hijos a encargarse en exclusiva de esta misión.
1. La estantería del aceite, vinagre y especias
Venga. No me digas que la tienes siempre como el culo de cualquier persona encerrada en estos momentos. Já.
2. Los zócalos
¿No sabes lo que son? Pues, hija, no me extraña. Yo tampoco los tengo presentes en mis pensamientos. Están ahí abajo en el submundo de tu casa, comidos de polvo. Con sus molduras, complicándote la vida.
3. La caja de los hilos
Si es que la tienes porque eso sí que es un verdadero agujero negro y no las mesitas de noche. Que ahora en tiempos sin costura, se te rompe tu pijama favorito; ese mugriento trozo de tela descolorida que tanto te gusta y te reconforta y ¿qué coño haces?. Pues meter la mano en la caja a riesgo de que una maraña de hilos multicolor te la atrape para siempre y te la deje como un colador.
4. Las puertas y sus rincones
A ver quién es la guapa o el guapo que tiene las puertas en la lista de la limpieza semanal. Las puertas, sus bisagras, sus partes tocando el marco, por arriba, por abajo, por los lados. Ventanas y sus «repisas» por fuera, llenas de mugre. Puedes subir en nivel advance de planes de encierro si tienes escaleras con barandilla. Y nivel master si las barandillas tienen molduras y florituras. Piénsalo bien. Esos son planes infantiles y juveniles para un rato.
5. Plan inesperado con ayuda de Internet
¿Tuviste la brillante idea de hacerte la pedicura semipermanente justo antes del encierro? Pues ya tienes una mañana para reflexionar y buscar en Internet sobre diferentes alternativas: te dejas la pintura puesta a riesgo de que se te caigan las uñas a trozos, te las dejas y vas pintando encima con pintauñas normal para marcarte un Rosalía. Las vas recortando y que salga el sol por donde salga.
Bonus especial
Si todo esto te parece poco, te animo a leer detenidamente todo lo que se puede hacer con un bote de bicarbonato. La gran Diana Aller lo cuenta divinamente en su artículo (pincha ➡) :»22 usos del bicarbonato«.
No más excusas para estar metido todo el puto día en Instagram, ni para dejarse el culo como una patena porque hay que gastar la ingente cantidad de papel higiénico. A trabajar.
¡¡Pero cuánta razón!! Yo ya he lavado la mitad de las cortinas de casa y tengo el tendedero listo para pasar revista.
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Qué asco de zócalos!!!! Aparecen hasta en mis peores sueños. Ahora se ve la suciedad hasta dónde no la hay.
LOL
Muasssss
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Totalmente de acuerdo! Creo que expresas perfectamente lo que pensamos much@s.
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